El ritual comenzaba abriendo la funda exterior del disco, sacando luego la interior y poniendo la mano con mucho cuidado para sacar finalmente el vinilo y depositarlo en el tocadiscos. Después llegaba el momento más delicado, cuando se hacía girar el plato y se ponía la aguja en el punto indicado.

Ya no movemos la aguja, ni siquiera apretamos el play, sino que lo clicamos. Primero fue el CD, después del ipod y mp3. Ahora con los servicios de música digital como Spotify, los vinilos ya son historia. ¿Por qué los necesitamos si tenemos música a la carta cuando y donde queremos?

Con la era digital no sólo los vinilos están desapareciendo (se están quedando como patrimonio para coleccionistas y hipsters) sino también el arte de crear portadas de disco. ¿Dónde ha quedado la competición de las casas discográficas para editar la portada más espectacular como reclamo de venta? Recordemos algunas de las mejores portadas de la historia.

Es cierto, ahora ya no prestamos atención a las portadas. Las vemos en digital y en formato minúsculo y entre lista y lista de reproducción nos pasan desapercibidas. Pero en lugar de instalarnos en la nostalgia, se puede aprovechar la oportunidad del momento. Aquí tenemos algunos ejemplos de cómo trasladar un elemento obsoleto como las portadas de disco a los nuevos lenguajes digitales e, incluso, darles una nueva utilidad.

¿La ilustración de vinilos ya no se lleva? Aquí una modernización de las portadas físicas de disco aplicando realidad aumentada para el álbum 123 Jump! de Jive Talk.

¿Y convertirlas en arte? El artista alemán Felix Neumann, más conocido como Felix Von Liska, ha convertirse en gif algunas portadas míticas en el proyecto 12 Inch Motion.

Otro ejercicio creativo es el del perfil de Instagram @albumplusart, que mezcla portadas de discos con arte clásico.

Las portadas de los vinilos eran un elemento importante de identidad gráfica. Tenían la misión de crear impacto y, al mismo tiempo, anunciar la historia que contaba el disco. Elementos de storytelling visual que se han reconvertido para seguir contando historias.